Control motor (o «como reentrenar el patrón de movimiento»)
El concepto de control motor se refiere a la integración de los circuitos neuronales y musculares, con el objetivo final de reentrenar o mejorar los patrones de movimiento y las secuencias de activación muscular óptimos para un movimiento determinado. Está especialmente indicado en pacientes que refieren un dolor inespecífico, como por ejemplo, lumbalgias o cervicalgias inespecíficas (también llamadas mecánicas, que empeoran con el movimiento), patología de hombro, y en definitiva, todas aquellas patologías o lesiones que impliquen períodos largos de ‘inmovilización o con pacientes con larga evolución de los síntomas, así como para prevenir lesiones y mejorar el rendimiento deportivo.
En todas las articulaciones hay una musculatura profunda, la funciío es básicamente estabilizadora, y una musculatura superficial encargada de generar movimiento. Al realizar una acción, se produce una pre-activación de la musculatura superficial para estabilizar la articulación y protegerla, y manteniendo esta activación, actúan los músculos superficiales para realutzar la acción en cuestión. Este es el patrón de movimiento óptimo. Sin embargo, en pacientes con dolor o largos períodos de inmovilización, lo que sucede es que la musculatura profunda se contrae más tarde de lo que debería, alterando la secuencia de activación normal y como consecuencia, la musculatura superficial procurará compensar este déficit. Si se mantiene en el tiempo esta alteración del patrón de movimiento, los músculos estabilizadores estarán débiles y perderá volumen, mientras que la musculatura superficial trabajará de más propiciando la aparición de contracturas y puntos gatillo.
Los ejercicios de control motor buscan reestablecer el patrón de movimiento más eficaz. En primer lugar, se enseña al paciente cómo ha de activar la musculatura profunda de forma voluntaria. Cuando tenga cierto dominio sobre la contracción de los estabilizadores, se puede integrar esta contracción durante la realización de un ejercicio. De este modo, voluntariamente estaremos entrenando la secuencia óptima, y por repetición y acumulación, el nuevo patrón de movimiento se realizará de forma automática.
Por ejemplo, en lumbalgias, pediremos al paciente que intente llevar el ombligo adentro, lo más cerca posible de la columna vertebral para contraer el transverso del abdomen, y que active los músculos del suelo pélvico «como si intentara interrumpir el pipí» . Así activaremos los estabilizadores lumbares (transverso, suelo pélvico y multifida lumbares). Más endavanat, solicitar al paciente estas contracciones y seguidamente, ejecutará algún ejercicio para la zona lumbar.
Pongamos un ejemplo; en patología de columna vertebral lumbar (lumbalgia), los estudios epidemiológicos muestran que entre el 80 y 90% de los casos no existe una entidad clínica de base, y lo que provoca la clínica (dolor, rigidez y / o limitación funcionado) son los músculos de la zona lumbar. Es lo que se conoce como lumbalgia inespecífica. Estudios que utilizan la electromiografía para valorar la activación muscular muestran que pacientes con dolor lumbar tienen un retraso en el tiempo de activación de los músculos profundos de la espalda (estabilizadores) respecto de sujetos sanos.
En la columna lumbar tenemos una serie de músculos profundos, cuya función es estabilizar la región lumbo-pélvica, como el músculo tranvers abdominal o los multifida. Por otro lado, los músculos superficiales tienen la función de mover para hacer una determinada acción. Si para ejecutar una acción el patrón o la secuencia de activación óptima es contraer primero la musculatura profunda para estabilizar, y luego la superficial para hacer el movimiento, en pacientes con lumbalgia lo que vemos es que los músculos profundos se contraen más tarde de lo deberían.
A modo de resumen, los ejercicios de control motor buscan corregir o mejorar estas alteraciones de los patrones de movimiento, que dependen de la coordinación entre el sistema nervioso y sistema musculoesquelético. La estrategia que utilizaremos por reentrenamiento de la secuencia de activación consta de dos fases. La primera, enseñar al paciente cómo debe activar de forma voluntaria la musculatura profunda (estabilizadora). Una vez tenga cierto dominio sobre la contracción voluntaria de estos músculos, le haremos ejecutar un ejercicio mientras mantiene la contracción de la musculatura profunda. La idea es que por repetición el «nuevo» patrón de movimiento se interiorice y automatice.